miércoles, 13 de diciembre de 2017

INFECCIÓN Y PESTILENCIA DE LA IDEOLOGÍA DEMOCRÁTICA

INFECCIÓN Y PESTILENCIA DE LA IDEOLOGÍA DEMOCRÁTICA

Pretenden convencernos de que la Democracia no es una Ideología. De esta manera evitan que los axiomas en que se sustentan, y que nos imponen, puedan ser discutidos; y simultáneamente se autoproclaman dialogantes; verdaderamente orwelliano. ¿De qué diálogo hablamos si se parte de unas ideas centrales que afectan precisamente a la libertad y que no pueden ser discutidas? No dan lugar a diálogo posible salvo el limitado por sus imposiciones, de esta manera siempre prevalece su voluntad dado que las exposiciones están viciadas en todos momento.

Uno de los varios e irracionales axiomas que conforman el argumento democrático es el de relacionar a ésta con la Libertad; nada más alejado de la realidad y de la verdad. Se dice que es la libertad porque supone la voluntad de muchos frente a la de uno. Es decir, que muchos se impongan a uno se considera la libertad, pero que uno se emancipe de la voluntad de muchos es intolerable.

Encontramos claramente en esta primera observación las dos características que plantea Gustavo Bueno para la determinación sobre; ¿Ideología o filosofía? Por un lado se establece una idea —la democracia es la libertad—, esta idea se revela como indiscutible, como una verdad absoluta y permanente. Por otro lado se manifiesta en contraposición al individuo; —la superior legitimidad de la mayoría—. Son los dos signos que según el análisis del insigne filósofo nos permiten puntualizar que la Democracia es una Ideología.

Adicionalmente, desde otra perspectiva es muy necesario destacar la íntima relación entre Democracia y Comunismo, Ideologías que comparten un mecanismo de acción sobre las masas al objeto de transformarlas en instrumentos para alcanzar el poder por confrontación de la mayoría frente a los que son menos y, sin duda, contra quien es uno: Si en el comunismo se persigue el poder mediante la revolución, para la consecución de sus objetivos, se recaban las más bajas pasiones —de aquí que les interesa una sociedad pervertida y envilecida— planteando: ¿Por qué los demás tienen que tener más bienes materiales que tú? En la Democracia la retórica mediante la que se subleva a la masa es ¿Por qué alguien ha de gobernarte? En el primer caso se argumenta que tienes derecho a tener lo mismo que los demás sin diferenciar entre un borracho pendenciero y un trabajador laborioso; y en el segundo, que tienes derecho a gobernar tú al conjunto por más borracho que seas, siempre que tu criterio vaya con el de la mayoría, es decir, someterás en compañía de los que son más a todo el que se encuentre en inferioridad numérica.

En 1984, George Orwell escribe sobre su concepto de Newspeak; —La Guerra es la Paz, La Verdad es la Mentira, La Libertad es la Esclavitud—. En este sentido se hace necesario clarificar que: Lo que gobierna, gobierna y lo que es gobernado, es gobernado. La naturaleza antitética de estos conceptos es la que justifica su existencia. Si ambos son lo mismo, pueden ser substituidos por masa anárquica. La Democracia es por tanto, la Anarquía.

En Metafísica, Aristóteles enuncia su Principio de No Contradicción —Es imposible que, al mismo tiempo y bajo una misma relación, se dé y no se dé en un mismo sujeto, un mismo atributo—. Por este principio elemental no puede ser que el Pueblo sea al mismo tiempo gobernado y gobernante. La Democracia es por tanto un absurdo metafísico.


J. M. Mora

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